La Torre de San Sadurniño, ubicada en el islote de A Figueira en el barrio marinero de Santo Tomé, fue construida durante el siglo VIII o IX d. C., aunque es posible que se erigiera sobre una construcción aún más antigua.
Incontables batallas fueron libradas en torno a la torre. Historias locales hablan de muchos asedios vikingos e intentos de saqueos a la ciudad. La torre fue creada para proteger el asentamiento de estas incursiones, y vigía de la ría. También era una manera de informar a otros pueblos y ciudades, desde Cambados a Santiago de Compostela, sobre los ataques inminentes. La torre era visible desde Catoira, Torres del Oeste, que era un sitio estratégico para la defensa y protección de Santiago.
La torre fue reconstruida durante el siglo XII cuando era propiedad del arzobispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez, que se vio obligado a comprarla, a riesgo de perder el control estratégico de sus tierras.
Durante el siglo XV, el reino de Galicia se enfrentó a la rebelión de los campesinos, y la torre fue destruida durante las batallas de las revueltas Irmandiñas, entre 1466 y 1470.
Unos años más tarde fue adquirida por el hermano de Pedro Madruga, Suero Gómez de Sotomayor, quien la reconstruyó.
En 1709 pasó a manos del marqués de Montesacro, Diego de Zárate y Muga. En 1755, hubo un masivo terremoto que dañó toda la costa occidental de la Península Ibérica, y la torre fue dañada una vez más. Nadie decidió repararla después de este evento.
Actualmente es de propiedad pública, y uno de los monumentos más característicos de Cambados.